¿Por qué existimos?

Por: Milagro Pereyra Iraola

03/19/2020

En realidad, lo que verdaderamente nos preocupa y nos mueve es la falta de oportunidades para una enorme cantidad de personas que hoy no están teniendo una buena calidad de vida. Por eso soñamos con un mundo en el que no tenga que existir Njambre. 

No hay una respuesta única para las millones de personas que no tienen sus necesidades básicas cubiertas. No hay una única forma de integrar a quienes hoy no participan como ciudadanos de plenos derechos. Tampoco hay una sola forma de disminuir el daño al ambiente. 

Lo que sí está claro es que los modelos organizacionales tradicionales y conocidos hasta ahora no están siendo efectivos. Necesitamos modelos que planteen nuevos escenarios, modelos que cambien las reglas de juego y aporten una mirada diferente.

¿En qué contexto existimos? 

La pobreza margina a millones de personas

Hoy la pobreza es la amenaza global más grande, con millones de personas apenas sobreviviendo con el equivalente a dos dólares por día. Coincidimos con Amartya Sen (Premio Nobel de Economía), cuando plantea que la pobreza es una no libertad, que afecta la capacidad efectiva y la participación en la vida social, política y económica de una comunidad.

Vivir con menos de dos dólares implica la decisión diaria de cómo gastar ese poquísimo ingreso para sobrevivir, pero además significa no tener acceso a información absolutamente relevante. Significa no existir para las instituciones y significa tomar decisiones sin saber del todo qué condiciones tienen a futuro. 

Hubo (y hay) incontables esfuerzos por eliminar la pobreza pero, en general, el problema no se resuelve porque no se considera a los propios pobres como la fuente de información válida y efectiva a las hora de definir los problemas y las soluciones. Es fundamental, para llegar a alguna solución viable, distinguirlos como protagonistas y sujetos clave en el desarrollo de las acciones antipobreza.

De los 9 millones de niños que mueren antes de los cinco años cada año, la gran mayoría son de África Subsahariana y el sur de Asia, y uno de cada cinco muere de diarrea. Se están haciendo esfuerzos para distribuir vacunas para el rotavirus (uno de los virus de la diarrea), pero además hay tres “drogas milagrosas” que podrían salvar a la mayoría de estos chicos: cloro para purificar el agua, y sal y azúcar para la solución de rehidratación. Sin embargo, ninguno se usa demasiado.

Entender por qué no se usan, por ejemplo, es clave para desarrollar cualquier política, programa o empresa social que se proponga generar un cambio en este contexto. Estas drogas milagrosas no se usan por falta de conocimiento, por falta de dinero, por falta de conciencia, pero también por falta de incentivo. No nos damos cuenta, y el sistema toma muchas decisiones por nosotros, que una persona que vive con menos de dos dólares por día tiene que agregar a las miles de decisiones de supervivencia que toma a diario.

Las soluciones accesibles y efectivas no siempre tienen un efecto positivo. En el proceso de decisiones a veces gana la inercia (alimentada por el desconocimiento y la impotencia) de no tomar acciones de prevención, comprar antibióticos muy caros que no siempre son necesarios, o someterse a operaciones que llegan tarde.

El planeta colapsa

En los últimos 50 años se redujo el 60% de los servicios ecosistémicos de la Tierra, es decir, la capacidad de generar humedad para que haya lluvias, de fijar el carbono en la tierra, de mantener el rol regulatorio de las cuencas. Desde 1985 a 2011 el mundo consumió 50% más de la biocapacidad de la tierra de regenerarse a sí misma.

Actualmente 16 de los 24 servicios prestados por los ecosistemas se ven directamente afectados por las diversas actividades económicas. Esto nos obliga a repensar la forma en que las empresas generan valor, pero también nos da la oportunidad de reflexionar sobre los límites planetarios y el equilibrio necesario que debe existir entre sociedad y la naturaleza para no poner en riesgo el aumento de la temperatura del planeta. 

En este contexto, la innovación es clave como instrumento para optimizar, obtener o transformar la energía, los materiales y la propia biodiversidad en productos y servicios útiles a la sociedad.

¿Qué actores intervienen en este contexto? 

El Estado podría hacer mucho para hacer frente a los problemas sociales, como garantizar un servicio nacional de salud, educación, un banco central para que

regule la oferta monetaria y el negocio bancario… entre tantas otras cosas. Pero muchas veces es ineficiente, lento y su enorme burocracia le impide trabajar en modelos innovadores que generen verdaderas transformaciones. 

Las organizaciones sociales nacen de la caridad de muchas personas y brindan soluciones a los problemas sociales existentes. Pero su respuesta generalmente trabaja sobre la urgencia y en esos momentos muchas veces no hay tiempo para desarrollar soluciones integrales, y su mayor debilidad radica en que la mayoría depende de las donaciones para subsistir que les resta autonomía para lograr la escala.. 

Las empresas tienen como único objetivo generar y maximizar ganancias, no dando nunca lugar a  la inclusión de las poblaciones postergadas o a la remediación de ecosistemas (salvo cuando deciden donar algunas de sus ganancias a una organización de la sociedad civil  a través de políticas de Responsabilidad Social, 

Los organismos multilaterales son instituciones patrocinadas y financiadas por los gobiernos con la misión de eliminar la pobreza mediante la promoción del desarrollo económico. Pero en la práctica, no han logrado mucho en la consecución de sus objetivos sociales profesos.

¿Entonces? 

En las últimas décadas se invirtieron millones y millones de dólares en intentar combatir

la pobreza, pero las iniciativas desarrolladas no fueron lo suficientemente exitosas. Cada uno de estos grupos interviene con lógicas totalmente distintas, y sirviéndose a ellas mismas; enfocando más en la institución que en las personas. 

Las soluciones muchas veces fallan porque están diseñadas por personas que no tienen conocimientos suficiente. No hay una respuesta general y única para lograr aliviar la pobreza en el mundo. No se puede resolver con una mirada generalista, es necesario tener en cuenta algunos factores clave para lograr cambios radicales y, sobre todo teniendo en cuenta (y en el centro) a las personas pobres en su dimensión total, como parte clave de la solución.

El mundo así como está, no se sostiene, y por eso existimos. Necesitamos crear nuevos modelos. Schumajer sostiene que “tenemos que evolucionar a un nuevo estilo de vida, con nuevos métodos de producción y nuevos esquemas de consumo, un estilo de vida diseñado para la permanencia”.

Necesitamos nuevas soluciones, para hackear este sistema y cambiar las reglas de juego. 

Las empresas de impacto

Las empresas de impacto son modelos nuevos, híbridos, que toman lo mejor de estas lógicas y las recrean, laboratorios para probar soluciones efectivas a los grandes problemas sociales y ambientales.

En relación al ambiente, la principal misión de las empresas de impacto debe ser aumentar la oferta de bienes y servicios aplicando modelos de gestión innovadores que permitan crear, producir y consumir con el menor impacto posible para el planeta y las personas. 

Con respecto a la sociedad, estas empresas hacen que las personas o las comunidades puedan ejercer el control sobre su vida y participen de la sociedad en maneras significativas.

Existimos porque queremos que existan más y mejores empresas de impacto. Queremos estar ahí para acompañarlas, hacerlas crecer y también cambiar nuestros propios paradigmas.

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