¿Cómo es un proceso de consultoría de impacto de Njambre?

Por: Maria Esquivel

09/20/2021

La palabra consultoría muchas veces se asocia a consultorio, un lugar donde hay un paciente con síntomas y un médico capaz de interpretar esos síntomas y proponer una solución…

Sin embargo, cuando hablamos de consultorías de impacto social o ambiental las cosas son un poco distintas. Desde Njambre  creemos que no nos alcanza con escuchar los síntomas desde un solo lugar sino que necesitamos escuchar más voces y que, por otro lado, las soluciones siempre están más cerca de lo que creemos, lo que necesitamos es orquestar los saberes, y cocrearlas.
Los síntomas varían de empresa a empresa: a veces tienen que ver con una organización que necesita redefinir su propuesta de valor, otras empresas necesitan repensar sus procesos para el impacto o empezar a definir indicadores para medirlo, otras nos convocan porque quieren definir cuál es su misión y visión como área de sustentabilidad, o necesitan armar sus iniciativas estratégicas.

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Generalmente, un proceso de consultoría de impacto está organizado en tres etapas:

  • Diagnóstico y definición del desafío:
    Antes de definir hacia dónde queremos ir, dedicamos un tiempo a entender dónde estamos parados: hablamos con el equipo, con aquellas personas afectadas por el problema, con otras áreas de la empresa, miramos qué hacen otros. Tratamos de entender desde distintos puntos de vista el desafío que tenemos, pero también cuáles son nuestras capacidades actuales.
    Nos gusta volcar las conclusiones en mapas visuales donde podamos identificar cuál es nuestra oportunidad de impacto, cuán alineada está con el negocio, cuáles son nuestras capacidades y nuestros recursos, cómo estamos comunicando y cómo son nuestros procesos.
  • Cocreación de soluciones:
    Una vez que estamos seguros de que conocemos el problema, el siguiente paso es empezar a imaginar escenarios de posibles soluciones. Dejamos volar la imaginación, pero nuestros pies en el suelo y el conocimiento de nuestras capacidades nos ayudan a identificar y priorizar aquellas soluciones que nos plantean mayor posibilidad de éxito. También nos ocupamos de validar esas ideas con las personas involucradas tanto en el problema como en la solución.
  • Roadmap o plan estratégico:
    Para terminar, nos queda plasmar el proceso en un plan de acción. ¿Qué queremos lograr? ¿Cuáles son los indicadores de éxito? ¿Qué recursos necesitamos? ¿Cuáles tenemos y cuáles vamos a desarrollar? ¿Quiénes serán nuestros aliados? ¿Qué áreas van a estar involucradas?
    Si bien en la implementación puede que las cosas tarden más de lo que estimamos o que algunas cosas no salgan como las imaginamos, el plan de acción nos sirve de base para empezar a movernos con un objetivo en mente, convocar a más personas a un equipo y comunicar claramente hacia dónde vamos.

Sabemos que no es el camino más fácil ni el más directo. A veces nos gustaría poder darles una pastilla o poner un yeso y sanar el dolor, pero para algunos desafíos todavía no se descubrieron las soluciones y necesitamos crearlas.

Creemos que involucrando a las personas en la búsqueda de la solución, el aprendizaje sobre el problema es más profundo, se adquieren nuevas habilidades y el compromiso con la solución es más alto. Todo esto nos ayuda a llegar mejor preparados al momento de implementar esas soluciones que transforman a una empresa.

Si querés conocer más sobre el proceso de consultoría, ¡escribínos!