Proyectos de colaboración: lo que no sabías de Njambre

Por: Maria Esquivel

02/25/2022

Proyectos de colaboración: lo que no sabías de Njambre

Ya en reiteradas ocasiones hemos hablado sobre MIEL, nuestro programa de incubación de impacto. Si todavía no leíste al respecto, acá está toda la info. Esta vez, queremos contarte otra cosa. Porque cuando comprendimos el valor de MIEL, nuestro mayor desafío fue aprender a integrarlo a las convocatorias y concursos de otras organizaciones aliadas. Es decir, aprender a hacer proyectos de colaboración  y poner nuestro programa al servicio de otros.

No vamos a negar que desarrollar y gestar programas de cero nos encanta. Pero es que, al conectarnos con una mirada más amplia, empezamos a ver el mundo a través de los ojos de nuestros amigos y nos llenamos de energía para habilitar nuevos espacios para nuestras propuestas de valor. En este sentido, en Njambre fuimos explorando oportunidades y construyendo alianzas. Y en el camino descubrimos que sucede cierta magia cuando nos sumamos a proyectos amplios y colaborativos. Por supuesto que esto tiene un primer gran desafío, que es la coordinación. Pasada esta instancia y cuando ya cada uno conoce su lugar natural y ocupa su rol estratégico, comenzamos a observarnos desde otro lugar, uno con más calma y claridad. Entonces, descubrimos que cuando más brillamos es cuando ponemos toda nuestra energía y atención en sostener y potenciar equipos emprendedores. Y esto sucedió gracias a que otras personas y organizaciones ocuparon otros roles clave y tan importantes como el nuestro. Es la confianza en la red, es saber que hay otra persona prestando atención y trabajando en lo que uno no ve, lo que nos permite hacer foco y brillar.

Así fue como con Impacto UDD acompañamos a los equipos de mentores y a los 9 proyectos que estaban corriendo en 2021, junto a Antired preparamos a los emprendedores seleccionados para una ronda de inversión y en LabicMex y Labix Cartagena capacitamos con herramientas y mentorías a los equipos que participan de los Laboratorios de Innovación Ciudadana de Segib.

Desde ya que “colaboración” y “creación” son palabras más que claves para la innovación. Pero a las palabras se las lleva el viento y, a la hora de poner manos a la obra, no alcanza solo con la buena voluntad. En Njambre fuimos aprendiendo todo esto:

Las claves para para trabajar de manera colaborativa:

Lo primero es armar un equipo de equipos.

Este concepto lo aprendimos allá por 2015, cuando trabajamos junto a Ashoka, Sistema B y Socialab Argentina (hoy Tekuioa). Consiste en romper las barreras organizacionales para formar un nuevo equipo que persigue sus propios objetivos y tiene su propia cultura.

La claridad en las propuestas de trabajo y la incorporación de ojos y oídos en el análisis de situaciones complejas arroja luz sobre el desafío.

Hay dos instancias donde consideramos que es clave hacer el máximo esfuerzo para cuidar y fomentar miradas distintas. Una es al momento de visualizar un resultado o escenario futuro y otra es cuando queremos analizar una situación actual. En ambos casos, los puntos de vista complementarios nos permiten conocer la brecha que existe y desarrollar opciones para subsanarla. Mientras más distinciones y miradas podamos sumar a la mesa, ¡mejor! El desafío, como siempre, es cuidar el tiempo y tener grabado a fuego que la visión de la otra persona es tan legítima como la nuestra y todos sumamos a la mesa por igual.

Es clave la flexibilidad a la hora de asignar roles, identificar grises y moverse en pos del proyecto, para aprender unos de otros y complementarnos de forma situacional.

No sirve decir “esto no estaba acordado”, porque al fin y al cabo, lo que buscamos es un resultado superior. No olvidemos que tenemos en nuestras manos los negocios y las historias de quienes participan en los programas.

Cada quien ocupa su lugar, que debe poder equilibrar el rol natural y el estratégico.

Coordinar roles y focos de trabajo dentro del mainstream requiere de acuerdos operativos. Estos nos ayudan a confiar en las otras personas y a ser previsibles para los demás. De la misma manera, en todo esfuerzo de colaboración, existe un punto de relevo. Esto se da cuando descubrimos que hay grises entre un rol y otro. Muchas veces, sucede sobre la marcha y nos damos cuenta de que no habíamos sido tan claros como creíamos. En este punto, podemos elegir entre buscar un culpable o resolver el desequilibrio. En Njambre no creemos en los culpables y preferimos avanzar. ¿Sabías por qué las aves vuelan formando una “V” para hacer travesías largas? Es para que cada pájaro saque partido del aire ascendente que genera el que va delante. Así es como ninguno de los integrantes hace un esfuerzo mayor que los demás. Esta coordinación y flexibilidad es la que buscamos al momento de trabajar.

Cuidar los detalles es fundamental.

Cuando trabajamos como “músculo” de otras organizaciones, buscamos ponernos al servicio de una causa más grande, aunque a veces implique olvidarse de los carteles y los aplausos. De cara al usuario final (los emprendedores), existe un solo equipo.

Los rituales nos ayudan a cuidar lo que es importante

Generar espacios fijos de encuentro para compartir, evaluar, celebrar y comunicar le da significado a las etapas, los momentos y a cada suceso en el transcurso del proyecto. En nuestra experiencia, vamos entendiendo que cada ritual que hacemos tiene, como mínimo, un doble propósito. Por un lado, nos ayuda a dar seguimiento, generar aprendizajes y optimizar los acuerdos operativos para que el proyecto sea un éxito. Por otro, nos brinda un espacio para alimentar el vínculo que creamos con las personas y organizaciones aliadas.

Soñar junto a otros es expandirnos

Cada proyecto que emprendemos de la mano de aliados nos invita a ir más allá, a conocer lo que es importante para estas personas y a comprender mejor hacia dónde van. Estar atentos a sus deseos y sueños es una oportunidad de construir un futuro juntos. Y esa proyección va más allá de un proyecto puntual, sino que puede potenciar alianzas de largo plazo. Con nuestro talento, podemos ayudar a que la visión de otros pueda concretarse. Y a su vez, el talento de otras organizaciones nos empodera y enseña a nosotros. 

Al fin y al cabo, no siempre se trata de liderar proyectos propios, crear programas nuevos o figurar en primera plana. En Njambre también somos parte del backstage y nos encanta saber que, con nuestras herramientas, nuestra experiencia y nuestra metodología de incubación, podemos sumar a los procesos de los demás. ¡Y disfrutamos mucho al hacerlo!

¿Te gustaría que Njambre te acompañe en tu propio programa?
Escribinos y estaremos encantados de trabajar juntos, contactános.